La Academia Española de Dermatología y Venereología apunta que la piel solo está dispuesta para soportar una ducha al día. El Doctor Brandom Mitchell, instructor de Dermatología en la Universidad George Washington , va mucho más allá al indicar que «en lo concerniente a la salud -no a tu olor o a tu fachada- ducharse una o dos veces a la semana» sería bastante. «Tu cuerpo es una máquina naturalmente bien aceitada», explicaba en 2016 Mitchell. Una investigación de 2017 situaba a España en los primeros puestos del top mundial de los países en los que más frecuente es pasar por la ducha.
Y es que según estas indagaciones médicas, bañarse en demasía puede llegar a ser amenazante. En este sentido, asearse demasiado puede debilitar nuestro sistema inmunológico, puesto que se suprimen algunas bacterias necesarias para el organismo y en cambio se multiplica la existencia de gérmenes y microorganismos que atacan la piel, además de secar y agrietar la epidermis. Asimismo debemos limitar el tiempo que pasamos debajo del chorro del agua y debemos actualizar periódicamente la esponja, un foco de propagación de bacterias. Finalmente, no debemos olvidar tampoco secarnos apropiadamente todas las partes de nuestro cuerpo para eludir que los restos de humedad propicien la aparición de hongos.
¿cuáles Son Los Beneficios De La Ducha Día Tras Día?
“En los lugares ribereños, como Málaga, el agua es un potente coctel de calcio y cal y la piel se reseca mucho”, puntualiza Moreno. «Dentro de la península, o en el Norte de España, no obstante, el agua es mucho más alcalina y mucho más respetuosa con la piel», añade. Cieza matiza que «las duchas tienen que ser con masajes suaves con la mano , agua no muy caliente y cortas. Las ubicaciones que generan mal fragancia, donde debemos incidir, son las axilas, ingles, genitales y pies». Y sugiere a quienes realicen actividades físicas o que convivan con un tiempo caluroso «hacer una segunda ducha, pero utilizando jabón solo en las zonas que tienen mal olor o sudoración excesiva», resguardando de este modo el resto de la dermis de nuestro cuerpo.
Muchos expertos recomiendan ducharse únicamente una vez cada día para resguardar nuestra piel, ya que pasar bastante tiempo expuestos al agua puede ser negativo para el manto lipídico de nuestra piel. Pero diversos estudios científicos señalan que ducharse a diario puede implicar peligros no deseados para nuestro bienestar, por eso aconsejen que pasar por la ducha entre una y dos veces por semana es más que bastante para nuestra higiene corporal. Aunque, claro está, va a depender de otros factores, tal y como si practicamos deporte, nuestra edad, la estación del año o el clima en el que vivamos. Por el hecho de que, así como apuntan estas voces autorizadas, lavarse en demasía puede debilitar nuestro sistema inmunológico, al eliminar ciertas bacterias muy necesarias para nuestro organismo, aparte de ocasionar que se seque y agriete la piel.
Según un trabajo de investigación hecho por Demoscopia, de entre toda Europa, somos el país más limpio (pasamos una media de 48 horas al año en la ducha). El 50% de ellos se ducha una o más ocasiones cada día, y pasa una media de 12 minutos bajo el agua cada vez que lo realiza. La Organización Mundial de la Salud ha fijado la duración de la ducha ideal en 5 minutos para hallar un uso sostenible de agua y energía. En el caso de las mujeres, el 13% se ellas exceden los 20 minutos bajo el agua, y hay un diez% de españoles que se ducha 2 o mucho más ocasiones cada día. Pero más allá del ahorro energético, hay que tener en cuenta otros componentes que desaconsejan el abuso de higiene.
Nuestra piel libera una secuencia de aceites y sudor que ayudan a nuestra piel a mantenerse sana, por eso lo ideal es localizar un equilibrio entre la higiene y la aparición de estas substancias. Una sobrehigiene podría provocar el agrietamiento de su cubierta externa o una piel seca, entre otras cosas. Sobre el género de jabones más recomendables, los expertos optan por los que tienen unPH neutroy con bajo contenido en detergente. Puesto que según la últimas investigaciones médicas, bañarse o ducharse en exceso puede ser amenazante para nuestro cuerpo. Lava de forma frecuente tanto tus manos como la ropa, ya que es aquí donde se amontona una mayor proporción de bacterias, suciedad y células muertas que sí pueden dañar nuestra piel. A los españoles nos encanta la hora de la ducha (considerablemente más que el baño), y, de media, nos duchamos unas 6,8 veces a la semana, en consonancia con nuestros vecinos franceses y alemanes.
Lo importanteno solo es la frecuencia con la que nos duchamos, sino más bien cómo lo hacemos.‘Es dependiente, si hago ejercicio varias veces al día o me dedico a un trabajo en el que sudo mucho, deberé bañarme múltiples veces cada día. En todo caso, la ducha diaria es un hábito de higiene recomendado’añade el doctor Leandro Martínez, directivo de laUnidad de Administración Clínica de Dermatología del Hospital Regional de Málaga y dermatólogo de la Fundación Piel Sana de la Academia De españa de Dermatología. «Yo le digo a mis pacientes que se duchan a diario que no se enjabonen el cuerpo entero. Que lo hagan en los orificios, en el trasero y en las ingles, es decir, en las áreas donde se producen secreciones de olor fuerte. El resto del cuerpo no necesita bastante jabón», afirma Mitchell. El equilibrio de bacterias buenas en tu piel es eliminado. La piel se regresa seca y puede irritarse con mayor sencillez. Se tienen la posibilidad de producir infecciones y alergias en la piel al dañar la cubierta mucho más superficial con agua y jabón cada día de ducha.
Otra cuestión importante tiene relación a la temperatura del agua, queno debe ser muy calientepara evitar resecar la piel, provocar flacidez y afectar la circulación de la sangre. La barrera que recubre nuestra piel para protegerla de forma natural puede desgastarse o alterarse como consecuencia de duchas indiscriminadas y el empleo de jabones inadecuados. La capa de lípidos (moléculas orgánicas) tiene un pH tenuemente ácido, que se ubica en torno al 5,5. Este es el número clave que impide el paso a gérmenes, bacterias, virus y ácaros. De esta forma lo señala la Academia De españa de Dermatología y Venereología , que tiene su propia lista de anomalías de la salud similares con la sobrehigiene y asegura que nuestra piel solo está preparada para recibir una ducha al día. «En caso contrario, nos exponemos a anomalías de la salud como la dermatitis atópica, infecciones como la pitiriasis o alergias», informan.
Cada Cuánto Hay Que Ducharse, Según Los Especialistas
Respecto al número exacto de ocasiones que debemos bañarnos, no existe una regla oficial que lo determine y tienen mucho que ver las actividades que efectúa cada persona en su rutina. No obstante, la mayor parte de los especialistas coinciden en que lo destacado es ducharse una vez cada día, incidiendo en las zonas que pueden causar mayor olor, como axilas, ingles, genitales y pies. En este sentido, se recomienda usar jabones que respetel en pH de la piel, sabiendo que este pH no es neutro , sino más bien algo ácido . Un estudio nuevo concluía tras percibir la opinión de varios especialistas que es bastante con pasar por la ducha entreuna y dos veces a la semana. Si frotamos bastante esta área acabaremos eliminándola, lo que deja vía libre al resto de microorganismos, ciertos de ellos perjudiciales.
Y sucede que son varios los estudios científicos que han puesto de manifiesto que ducharse todos los días puede implicar riesgos no deseados para nuestra salud. Sin embargo, un estudio nuevo publicado por la revista Time concluía tras oír la opinión de múltiples expertos que es bastante con pasar por la ducha entre una y dos veces a la semana. Ducharse a diario responde mucho más a cuestiones estéticas y de convención social que higiénicas.
Y no solo eso, también impulsa la circulación, contribuye a eliminar las toxinas, induce a un estado de relajación y mejora el autoestima, entre otros beneficios. La higiene es un aspecto primordial en la salud de cualquier ser humano. Todos debemos extremar la precaución en este sentido ya que, además de mantener el cuerpo limpio y aseado, una buena higiene asistencia aprevenir ciertas patologías y fomentar unos hábitos de vida saludables. Además, cuando las duchas son con agua ardiente tienen la posibilidad de resecar tanto la piel como el pelo.
Es importante secar la piel delicadamente, a base de toquecitos, realizando un poco de presión con la toalla, pero sin frotar. De este modo evitaremos que la piel padezca con el contacto de la toalla o albornoz. El segundo paso radica en humectar la piel, una vez seca, aplicando una crema humectante. Si no se lava durante varios días, la grasa, las células sucias y muertas de la piel se acumularán, ocasionando picazón y sequedad en el cuero cabelludo», enseña Muhammad. Mientras que el resto se te quedará muy graso debido a la acumulación del sebo de las glándulas sebáceas. Además de esto, «estos jabones los puede utilizar todo tipo de piel, pero son necesarios en pieles secas o atópicas, ya que protegen la piel y incrementan el nivel de hidratación. Su fórmula ultra suave respeta la estabilidad cutáneo».
¿cada Cuánto Hay Que Ducharse Realmente?
Una higiene excesiva podría provocar el agrietamiento de esa barrera cutánea natural, que contribuye a mantener la piel sana, por lo que podría ser perjudicial. Si lo hace a diario, hazlo por todo el cuerpo 2 o tres ocasiones a la semana. Como ocurre con todo, los extremos siempre tienen que evadirse. No ducharse lo suficiente es igualmente perjudicial que ducharse demasiado, el término medio es lo conveniente.
Para aquellas personas que son propensas a padecer de acné, ducharse inmediatamente después de efectuar ejercicio puede ayudar a prevenir un brote. Al despejar los poros, lo que es singularmente esencial, avisa la doctora. Si no tienes un buen tiempo ni siquiera para meterte bajo la alcachofa, puedes efectuar un baño veloz con una esponja, agua y jabón. Es obligatorio hidratar la piel inmediatamente después de la ducha y cuando estemos absolutamente secos. El secado es especialmente importante en axilas, pies y también ingles, para eludir la aparición de infecciones fúngicas.